Investigadores de la universidad de Granada concluyeron que la termografía es el método más exacto hasta la fecha para detectar si alguien miente (incluso más que con el conocido polígrafo).
Según sus mediciones cuando alguien miente la temperatura de su nariz desciende entre 0,6 y 1,2 •C, por otra parte, la temperatura de su frente aumenta entre 0,6 y 1,5 •C. Para mentir hay que pensar planificar, organizar ideas… y esta carga cognitiva se traduce en ese aumento de temperatura de la frente.