Es frecuente que los problemas de convivencia vayan incrementándose con el tiempo hasta parecer que no existe solución. Por este motivo, es importante ir solucionándolos según vayan surgiendo. Muchas veces, como consecuencia de la saturación y por la repetición del problema (“otra vez con lo mismo”) se evita hablar del tema hasta que ya las buenas formas brillan por su ausencia, impidiendo el diálogo y enfocarse en la solución.
Por otro lado, en ocasiones la dinámica de la relación está tan viciada por el pasado que resulta casi imposible hallar una solución. La terapia de pareja puede ayudar en esos casos donde no consiguen solucionar estas diferencias, consiguiendo romper ese círculo vicioso de conflictos y mejorando la relación de pareja.
¿Cómo se consigue?
Como punto de partida, se enfatizará sobre la necesidad de que ambos trabajen y se esfuercen en mejorar la relación con las herramientas que se trabajarán a lo largo del proceso de terapia. Partimos de la base de que ambos comparten el mismo objetivo (muchas veces se olvida, entrando en una dinámica de reproches y ataques como si fuera una competición), y que la relación no puede funcionar sin la implicación de ambas partes.
A raíz de aquí, la terapia se centrará en calidad de los problemas concretos que presenten, siendo necesario como primer paso, analizar e identificar los problemas que han generado el deterioro de la relación.
Una vez analizadas las causas del deterioro de la relación, se trabajarán herramientas para gestionar la vida en pareja, como el manejo de las emociones, habilidades de comunicación (el manejo de la hostilidad, la petición de cambios de conducta, la asertividad, etc), modificar la propia conducta, la negociación, la aceptación… ayudando también a solucionar posibles conflictos futuros antes de que se agraven.