Psicología para gestionar el estrés en la vida adulta.
Psicología para gestionar el estrés en la vida adulta.

¿Estrés?… depende. La percepción y valoración del estrés.

El estrés no es una respuesta uniforme para todas las personas ni para todas las situaciones. La forma en que experimentamos el estrés depende en gran medida de cómo valoramos y percibimos una determinada circunstancia, así como los recursos que creemos tener para afrontarla.

La percepción y valoración de la situación: ¿Cómo medimos el estrés?

Nuestra reacción al estrés no se basa exclusivamente en el evento en sí, sino en cómo lo interpretamos. La percepción de los recursos disponibles para enfrentar una situación juega un papel crucial en la intensidad de la respuesta de estrés.

 

Por ejemplo, si nos cruzamos con un león en la selva, probablemente experimentemos una reacción de miedo extremo. Si este mismo león está en un zoológico, nuestra respuesta será diferente, ya que sabemos que está contenido. Y si el león es de cartón pluma en una obra de teatro, nuestra respuesta será aún menos intensa. La diferencia radica en cómo percibimos la amenaza y qué recursos creemos tener para manejarla.

 

El estudio de Lazarus: Estrés según la percepción.

En 1965, los psicólogos Lazarus y su equipo realizaron un estudio en el que demostraron cómo la percepción de una situación influye directamente en la intensidad del estrés. En su investigación, los participantes vieron una película sobre accidentes laborales, pero con una diferencia importante: algunos vieron escenas reales, mientras que a otros se les presentó el mismo contenido pero de manera ficticia. Los resultados mostraron que las personas que percibieron los accidentes como reales experimentaron un nivel de estrés significativamente más alto que aquellos que los vieron como ficticios.

 

Esto confirma que el estrés no depende únicamente del evento, sino de cómo lo interpretamos y de los recursos que creemos tener para enfrentarlo.

 

¿Cuánto de león tiene tu estrés?

Ahora bien, ¿cómo percibimos tú y yo el «león» en nuestras vidas? ¿Lo vemos como una amenaza real o como algo manejable? La clave está en cómo interpretamos nuestras capacidades y recursos frente a las situaciones que nos generan estrés. A veces, lo que parece un «león» en nuestra vida puede convertirse en un desafío más manejable si modificamos la forma en que lo percibimos.

 

El estrés puede ser una cuestión de percepción: toma el control.

El estrés es una respuesta natural, pero no tiene que ser abrumadora si sabemos cómo manejarlo. Entender que nuestra percepción y valoración de los eventos influye en cómo los experimentamos es un paso crucial para gestionar el estrés de manera efectiva.

 

Si sientes que el estrés está afectando tu vida, la terapia cognitivo-conductual puede ser una herramienta poderosa para ayudarte a cambiar la forma en que percibes los «leones» de tu vida y a fortalecer tus capacidades para enfrentarlos. 

¿Estrés?… depende. La percepción y valoración del estrés.

El estrés no es una respuesta uniforme para todas las personas ni para todas las situaciones. La forma en que experimentamos el estrés depende en gran medida de cómo valoramos y percibimos una determinada circunstancia, así como los recursos que creemos tener para afrontarla.

 

La percepción y valoración de la situación: ¿Cómo medimos el estrés?

Nuestra reacción al estrés no se basa exclusivamente en el evento en sí, sino en cómo lo interpretamos. La percepción de los recursos disponibles para enfrentar una situación juega un papel crucial en la intensidad de la respuesta de estrés.

 

Por ejemplo, si nos cruzamos con un león en la selva, probablemente experimentemos una reacción de miedo extremo. Si este mismo león está en un zoológico, nuestra respuesta será diferente, ya que sabemos que está contenido. Y si el león es de cartón pluma en una obra de teatro, nuestra respuesta será aún menos intensa. La diferencia radica en cómo percibimos la amenaza y qué recursos creemos tener para manejarla.

 

El estudio de Lazarus: Estrés según la percepción.

En 1965, los psicólogos Lazarus y su equipo realizaron un estudio en el que demostraron cómo la percepción de una situación influye directamente en la intensidad del estrés. En su investigación, los participantes vieron una película sobre accidentes laborales, pero con una diferencia importante: algunos vieron escenas reales, mientras que a otros se les presentó el mismo contenido pero de manera ficticia. Los resultados mostraron que las personas que percibieron los accidentes como reales experimentaron un nivel de estrés significativamente más alto que aquellos que los vieron como ficticios.

 

Esto confirma que el estrés no depende únicamente del evento, sino de cómo lo interpretamos y de los recursos que creemos tener para enfrentarlo.

 

¿Cuánto de león tiene tu estrés?

Ahora bien, ¿cómo percibimos tú y yo el «león» en nuestras vidas? ¿Lo vemos como una amenaza real o como algo manejable? La clave está en cómo interpretamos nuestras capacidades y recursos frente a las situaciones que nos generan estrés. A veces, lo que parece un «león» en nuestra vida puede convertirse en un desafío más manejable si modificamos la forma en que lo percibimos.

 

El estrés puede ser una cuestión de percepción: toma el control.

El estrés es una respuesta natural, pero no tiene que ser abrumadora si sabemos cómo manejarlo. Entender que nuestra percepción y valoración de los eventos influye en cómo los experimentamos es un paso crucial para gestionar el estrés de manera efectiva.

 

Si sientes que el estrés está afectando tu vida, la terapia cognitivo-conductual puede ser una herramienta poderosa para ayudarte a cambiar la forma en que percibes los «leones» de tu vida y a fortalecer tus capacidades para enfrentarlos. 

No lo dudes y reserva tu tiempo para gestionar el estrés.

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