

El impacto del lenguaje inespecífico en la comunicación interpersonal.
El lenguaje inespecífico se refiere a formas de expresión que carecen de claridad, precisión o detalles suficientes. Este tipo de comunicación, caracterizado por su vaguedad y generalización, puede generar confusión en el receptor al omitir información clave o transmitir un mensaje parcial.
Cuando asumimos que nuestra intención comunicativa será interpretada de manera correcta, sin proporcionar detalles claros, corremos el riesgo de que la otra persona interprete el mensaje de forma diferente a lo esperado. Este fenómeno suele ser una de las principales causas de malentendidos y conflictos, especialmente en relaciones interpersonales estrechas como las de pareja, familia o trabajo.
Características del lenguaje inespecífico.
- Vaguedad: Uso de expresiones amplias que no especifican detalles concretos. Ejemplo: “Lo arreglamos luego”, sin aclarar cuándo o cómo.
- Generalización: Empleo de términos absolutos como “siempre” o “nunca”, que suelen exagerar la realidad y dificultar el entendimiento.
- Omisión de información relevante: No incluir detalles necesarios para comprender el contexto o las expectativas asociadas al mensaje.
Consecuencias del lenguaje inespecífico.
- Malentendidos: La falta de claridad en el mensaje puede llevar al receptor a realizar suposiciones incorrectas.
- Conflictos evitables: Las diferencias en la interpretación del mensaje pueden escalar rápidamente a discusiones innecesarias.
- Frustración mutua: Tanto el emisor como el receptor pueden sentirse incomprendidos, lo que afecta negativamente la relación.
Bases científicas del problema.
De acuerdo con investigaciones en psicología del lenguaje, la comunicación efectiva requiere un equilibrio entre precisión y simplicidad. Estudios como los de Clark y Brennan (1991) sobre la teoría de la grounding communication destacan que los interlocutores necesitan confirmar continuamente que el mensaje ha sido comprendido tal como se esperaba. Sin esta verificación, el riesgo de malentendidos aumenta exponencialmente.
Por otro lado, investigaciones de Burleson (2010) sobre habilidades de comunicación argumentan que el uso de un lenguaje claro y específico no solo mejora la comprensión, sino que también fortalece las relaciones interpersonales al reducir la ambigüedad y fomentar la confianza.
Cómo mejorar: estrategias para una comunicación más específica.
- Sé detallado/a: Incluye toda la información relevante para el contexto. Por ejemplo, en lugar de decir “Hablemos después”, especifica un momento: “Podemos hablar esta tarde a las 5”.
- Evita las generalizaciones: Sustituye términos absolutos por expresiones más matizadas. Por ejemplo, en lugar de “Nunca me escuchas”, di “En esta conversación siento que no me estás escuchando”.
- Verifica la comprensión: Después de transmitir un mensaje importante, pide retroalimentación para asegurarte de que fue entendido correctamente.
- Practica la concreción: Antes de comunicarte, reflexiona sobre el mensaje y organiza tus ideas para expresarlas de manera clara y estructurada.
El lenguaje inespecífico puede parecer inofensivo, pero sus efectos pueden ser significativos en nuestras relaciones personales y profesionales. Por ello, es fundamental ser conscientes de cómo nos expresamos y trabajar activamente en desarrollar habilidades de comunicación más claras y específicas.
Si sientes que tus conversaciones suelen estar llenas de malentendidos, recuerda que puedes trabajar la comunicación para construir relaciones más sanas y efectivas.
El impacto del lenguaje inespecífico en la comunicación interpersonal.
El lenguaje inespecífico se refiere a formas de expresión que carecen de claridad, precisión o detalles suficientes. Este tipo de comunicación, caracterizado por su vaguedad y generalización, puede generar confusión en el receptor al omitir información clave o transmitir un mensaje parcial.
Cuando asumimos que nuestra intención comunicativa será interpretada de manera correcta, sin proporcionar detalles claros, corremos el riesgo de que la otra persona interprete el mensaje de forma diferente a lo esperado. Este fenómeno suele ser una de las principales causas de malentendidos y conflictos, especialmente en relaciones interpersonales estrechas como las de pareja, familia o trabajo.
Características del lenguaje inespecífico.
- Vaguedad: Uso de expresiones amplias que no especifican detalles concretos. Ejemplo: “Lo arreglamos luego”, sin aclarar cuándo o cómo.
- Generalización: Empleo de términos absolutos como “siempre” o “nunca”, que suelen exagerar la realidad y dificultar el entendimiento.
- Omisión de información relevante: No incluir detalles necesarios para comprender el contexto o las expectativas asociadas al mensaje.
Consecuencias del lenguaje inespecífico.
- Malentendidos: La falta de claridad en el mensaje puede llevar al receptor a realizar suposiciones incorrectas.
- Conflictos evitables: Las diferencias en la interpretación del mensaje pueden escalar rápidamente a discusiones innecesarias.
- Frustración mutua: Tanto el emisor como el receptor pueden sentirse incomprendidos, lo que afecta negativamente la relación.
Bases científicas del problema.
De acuerdo con investigaciones en psicología del lenguaje, la comunicación efectiva requiere un equilibrio entre precisión y simplicidad. Estudios como los de Clark y Brennan (1991) sobre la teoría de la grounding communication destacan que los interlocutores necesitan confirmar continuamente que el mensaje ha sido comprendido tal como se esperaba. Sin esta verificación, el riesgo de malentendidos aumenta exponencialmente.
Por otro lado, investigaciones de Burleson (2010) sobre habilidades de comunicación argumentan que el uso de un lenguaje claro y específico no solo mejora la comprensión, sino que también fortalece las relaciones interpersonales al reducir la ambigüedad y fomentar la confianza.
Cómo mejorar: estrategias para una comunicación más específica.
- Sé detallado/a: Incluye toda la información relevante para el contexto. Por ejemplo, en lugar de decir “Hablemos después”, especifica un momento: “Podemos hablar esta tarde a las 5”.
- Evita las generalizaciones: Sustituye términos absolutos por expresiones más matizadas. Por ejemplo, en lugar de “Nunca me escuchas”, di “En esta conversación siento que no me estás escuchando”.
- Verifica la comprensión: Después de transmitir un mensaje importante, pide retroalimentación para asegurarte de que fue entendido correctamente.
- Practica la concreción: Antes de comunicarte, reflexiona sobre el mensaje y organiza tus ideas para expresarlas de manera clara y estructurada.
El lenguaje inespecífico puede parecer inofensivo, pero sus efectos pueden ser significativos en nuestras relaciones personales y profesionales. Por ello, es fundamental ser conscientes de cómo nos expresamos y trabajar activamente en desarrollar habilidades de comunicación más claras y específicas.
Si sientes que tus conversaciones suelen estar llenas de malentendidos, recuerda que puedes trabajar la comunicación para construir relaciones más sanas y efectivas.







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